Tierra. Obispo insiste en la derogar ley que criminaliza las invasiones.
Durante el tercer día del Novenario de la Virgen de Caacupé, las críticas y el rechazo a los desalojos de comunidades indígenas volvieron a estar presentes en la homilía.
Además, el mismo tema fue motivo de una carta que el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) hizo pública y en la que expresa a las autoridades nacionales su ‘‘honda preocupación ante los desalojos forzosos y las amenazas de expulsión de comunidades indígenas y campesinas en diversas zonas del país’’.
Los obispos del Paraguay señalan que estos episodios recientes producen indignación, por lo que instan a las autoridades a precautelar los derechos de los pueblos originarios y el derecho a la tierra.
‘‘En razón de la justicia que todos merecen, libre de arbitrariedades y respetuosa de los principios fundamentales consignados en la Constitución Nacional, (…) pedimos que se revisen los procedimientos realizados’’, dice el documento.
Además piden que se proteja la vida de los más vulnerables, asegurando que, en sus reclamos legítimos o en disputas por conflictos de propiedad, estos no se vean perjudicados o postergados en favor del poder económico de otros.
Consideran “prudente” derogar la Ley 6830/21, que modifica el artículo 142 del Código Penal Paraguayo y con ello se criminaliza la invasión de inmuebles, priorizar la atención del derecho a la tierra y a la propiedad para todos los paraguayos, desarrollar una política integral de reforma agraria, promoviendo la agricultura familiar campesina, la soberanía alimentaria y aseguren la protección de la ecología en una economía sana, sustentable, solidaria y sostenible.
‘‘Es la hora de poner fin a la miseria, a la extrema pobreza y a las prácticas que lastiman la cohesión social, el bien común y la salud en nuestra casa común’’.
En Caacupé, monseñor Guillermo Steckling, obispo de Ciudad del Este, fue quien se refirió a la nueva expulsión de indígenas de sus tierras en el Alto Paraná, específicamente de la comunidad Cerrito.
Cuestionó este hecho y se preguntó dónde están las leyes que protegen a los indígenas y a sus comunidades. ‘‘Les conozco a algunos personalmente. ¿No se les puede dar un lugar, no se pueden aplicar las leyes que los protegen?”, se preguntó el obispo al tiempo de reflexionar sobre la santidad de los laicos.
Dijo que el mundo debe transformarse, que esto también es trabajo de los laicos, pero uno no puede trasformar nada si no ha sido cambiado por la eucaristía. D.B.