El miércoles 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia mundial por el Covid-19. Lograr en meses varias vacunas contra el Covid-19 es un hito, como también lo es secuenciar en pocos días el genoma del SARS-CoV-2 o descubrir su llave para entrar en las células humanas. La ciencia ha demostrado su papel clave y sigue empeñada en aclarar las importantes incógnitas que aún quedan por resolver.
PRESIÓN DE SELECCIÓN. Una de las grandes cuestiones que quedan por responder es cómo se comportará el virus ante la nueva “presión de selección”, explica a Efe Iñaki Comas, investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia, España (IBV-CSIC), y director del consorcio SeqCovid-Spain, encargado de la secuenciación de miles de genomas del SARS-CoV-2.
El coronavirus empezó infectando a una población que no estaba inmunizada, que no tenía una respuesta ya preparada contra él, pero ahora, aunque no esté claro cuánto dura la inmunización, hay un porcentaje de la población que ya ha pasado la infección y otro porcentaje que está vacunado o se vacunará en los próximos meses.
Por lo tanto, el SARS-CoV-2 no va a tener “un territorio virgen por explorar”, sino que “va a tener que luchar contra unos sistemas inmunes previsiblemente preparados para reconocerlo y atacarlo. Y no sabemos cómo va a reaccionar a esta nueva presión de selección”.
La teoría dice que, en general, el “escape vacunal” no es tan común como podemos pensar y la tasa de mutación de este coronavirus no parece tan alta como la de la gripe, “por lo que en principio esperaríamos una cierta estabilidad por lo menos de varios años”.
La idea con la que se especula es que cuando haya suficiente inmunidad termine convirtiéndose en un virus estacional, solo con picos en momentos favorables, por ejemplo en invierno, cuando se usan más los espacios cerrados. Pero es pronto para afirmarlo; quedan, insiste el investigador, varias incógnitas por aclarar.
VARIANTES. Y es que, en la actualidad existen variantes del virus, con una acumulación de mutaciones que se caracterizan por algo que antes no veíamos y que preocupan porque, si bien ahora no ponen en cuestión las vacunas, podrían hacerlo. Si fuera así, habría que modificarlas o, incluso, sustituirlas por otras que ahora están en ensayo clínico; lo positivo, dice Comas, es que además de las de Moderna, Pfizer o AstraZeneca hay muchos proyectos en fase III (la última).
no bajar la guardia
Las vacunas han demostrado un beneficio rotundo, pero aún no ha pasado el suficiente tiempo para aclarar algunas dudas. Otra importante es si las personas vacunadas pueden contagiar el virus.
Investigadores han insistido en muchas ocasiones que las vacunas no son esterilizantes, es decir, inmunizan bien “contra el sufrimiento” (Covid grave) pero parece que no lo hacen totalmente para evitar que una persona vacunada expuesta al coronavirus lo pueda multiplicar. Por eso, como no se sabe si los vacunados van a ser seguros de cara a los demás, hay que seguir tomando las precauciones de distanciamiento social, mesura y mascarillas colocadas correctamente.