El Ministerio Público, representado por la fiscal Vanesa Candia, logró la confirmación de la condena de 40 y 25 años de pena privativa de libertad a los asesinos de la niña Naydelin Elizabeth Martínez González (7), crimen ocurrido en febrero de 2020 en la zona de Minga Guazú. Ellos son Héctor Eduardo Martínez Núñez (25) y su madre Limpia Concepción Núñez Goiburú (50), quienes se encuentran recluidos.
El Tribunal de Apelación, Segunda Sala, conformado por los jueces Mirian Meza de López, Efrén Giménez Vázquez y Lilian Lorena Benítez, confirmó la sentencia definitiva Nº 120, de fecha 8 de setiembre de 2021, dictada por el Tribunal Permanente Nº 4, integrado por los jueces Evangelina Villalba, Óscar Gabriel Genez y Lourdes Morínigo.
La condena en primera instancia se dictó en la madrugada del jueves 2 de setiembre de 2021, en la sede del Poder Judicial de Ciudad del Este, tras largas deliberaciones. En aquella oportunidad, ambos acusados fueron hallados culpables por los hechos punibles de Homicidio Doloso en su forma agravada y Detentación-Violación de Ley de Armas.
Héctor Eduardo recibió la pena máxima prevista en la legislación, que es de 30 años de cárcel, más 10 años de medida de seguridad. Mientras, que Limpia Concepción fue sentenciada a 25 años de prisión.
Según antecedentes, el 29 de febrero de 2020, entre las 17:50 y 18:00 horas, el joven había raptado a la niña de 7 años de la vía pública del barrio Kavure’i del kilómetro 16, a unos 3 mil metros de la Ruta Nº 2, del distrito de Minga Guazú.
Seguidamente alzó a la menor a un automóvil Toyota Premio, de color gris azulado, y la llevó hasta el kilómetro 26, a unos 15 mil metros de la carretera, y a unos 1.000 metros de la granja San Sebastián, donde residían los ahora sentenciados.
En el lugar, Héctor Eduardo con ayuda de su madre ató del cuello y las piernas a la menor con un cable de USB y posteriormente procedieron a incinerar a la víctima, quien en ese momento se encontraba con vida y falleció a consecuencia de las quemaduras sufridas, según el resultado de la autopsia. El sitio para consumar el asesinato fue previamente preparado por los homicidas.
El brutal crimen fue planeado por Héctor Eduardo en venganza contra su expareja, quien es tía de la menor, porque la misma había cortado la relación amorosa luego de sufrir diversos tipos de violencia, según se probó durante el juicio oral.