CARESTÍA. Acompañantes de los internados en urgencias compran insumos y fármacos debido al desabastecimiento.
Bajo la sombra de un árbol estaba sentada Luciana Oviedo tomando mate. Ella viajó 450 kilómetros desde Pedro Juan Caballero hasta Asunción para acompañar a su suegra de 76 años que está internada hace 15 días en Emergencias del Hospital Central del Instituto de Previsión Social (IPS). La paciente requiere una cirugía de columna, una especialidad que no se dispone en el Norte, tampoco de terapia intensiva.
Medicamentos para tratar el parkinson (G. 260.000), laxante, quetiapina (para trastornos mentales), insulina (G. 260.000), son solo algunos de los ítems que ya compraron en la semana durante su estadía. El gasto promedio diario de esta familia ronda de G. 300.000 a G. 500.000. “Los remedios más caros no tienen”.
A este golpe diario de bolsillo se suman los retrasos en la atención médica en Traumatología. “Se está retrasando la cirugía, no sé si por lo que pasó (la denuncia de la amputación errónea)”. Luciana comentó que hace tres días su suegra hace ayuno para un estudio, pero que siempre le suspenden al mediodía.
GASTO DE BOLSILLO
Alrededor de G. 50.000, G. 200.000 o más de G. 500.000 representa el gasto diario de bolsillo de la familia de un asegurado internado en emergencias del Hospital Central, según testimonios.
Cada día, los acompañantes son llamados para el informe médico, a esto se suman las recetas para la compra de insumos y medicamentos. El gasto diario de G. 500.000 incluso representa dos meses de aportes de un trabajador cotizante al seguro social.
CONTRATARON PARAMÉDICO
María Gamarra –nombre ficticio– estaba tomando mate bajo un árbol, cerca del albergue. Hace cinco días vive en el refugio para acompañar a su familiar, una docente de 33 años con síntomas de coronavirus internada en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI).
Más de 350 kilómetros desde Hernandarias hasta Asunción tuvo que ser trasladada la docente en ambulancia para ser ingresada a UTI. En Hernandarias no hay terapia del seguro social. Entre el día a día, las quejas no son por el servicio médico, sino más bien por la compra diaria de fármacos.
A ese gasto ya rutinario se suma que la familia pagó G. 600.000 para contratar a un paramédico para la ambulancia, cuyo servicio se requería debido al grave estado de la paciente. En el hospital del IPS de Hernandarias no había recursos humanos disponibles para este caso.
Una trampa de moco desechable, es uno de los ítems que compran diariamente, entre otros ítems. La familia gasta casi G. 100.000 diariamente. En cinco días, ya suma G. 500.000. “Estamos todos mal con la situación y la parte económica ya afecta muchísimo”, se quejó.
En otra parte del amplio patio, estaba descansando Mirna Raquel. Ella llegó hace dos días para acompañar a su padre de 68 años que tiene diagnóstico de cirrosis y está internado en la colapsada sala de emergencias. En una ambulancia del IPS viajaron también desde Pedro Juan Caballero hasta Asunción.
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