Aunque los rendimientos son muy disparejos, los sojales muestran un desempeño muy superior al 2022. Las zonas con buenas cosechas suman volúmenes de 2.800 hasta 4.000 kilos por hectárea.
En las parcelas de Alto Paraná Norte, Caaguazú y parte de Caazapá la recolección es más exitosa hasta el momento. En esta zona los trabajos están más avanzados, ya que las maquinarias pudieron retirar los granos entre 40% y 50% de la superficie cultivada.
En Itapúa hay áreas de San Rafael y Naranjito con rendimientos de en torno a los 3.000 kilos por hectárea, pero más al Sur los volúmenes van bajando hasta 1.800 kilos.
“La tendencia es muy dispar y es difícil consolidar los números todavía, así como un volumen final, pero sí estamos mejor que el año pasado que en general estuvo 2.000 kilos para abajo”, dijo el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo.
Los agricultores están terminando de retirar los granos que corresponden a la variedad tempranera y ahora van ingresando a la cosecha de soja de medio ciclo que podría tener un mejor rendimiento. En cuanto a la calidad Cristaldo mencionó que no hay mayores inconvenientes como el año pasado. El nivel de humedad, tamaño y madurez determinan el contenido de proteína que finalmente se busca en la oleaginosa. Los compradores admiten hasta un 14% de humedad, superando este parámetro se imponen descuentos.
Los granos que están en condiciones pasan directamente a la etapa limpieza, mientras que los húmedos primero se exponen a un secado.
COMERCIALIZACIÓN. Las ventas anticipadas se habían concretado en alrededor de un 30%, con más prudencia que el 2022, para no asumir compromisos en medio de una incertidumbre sobre los volúmenes. Sin embargo, con la disponibilidad de los granos se realizan ventas directas.
“Hay más dinamismo que al comienzo, la gente ya está vendiendo en físico y entonces está pudiendo negociar con más tranquilidad el que tiene volumen”, agregó el dirigente de la UGP.
La prudencia se mantiene en zonas con menos rendimientos.
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