Durante la misa dominical de Caacupé el obispo vicariato apostólico del Pilcomayo, monseñor Gabriel Escobar, quien fue el predicador, instó a los paraguayos a dejar de ser pasivos ante las injusticias y hechos de corrupción. También se refirió a la Semana Nacional del Migrante.

Resaltó que el pueblo paraguayo se queda callado ante las injusticias, ante el tráfico de influencias y los abusos a los menores. “Mis hermanos, qué lindo sería que seamos capaces de sacar de nuestro corazón, de nuestra mente los miedos. El miedo a las tensiones y conflictos que implica ser fieles al Evangelio. Nos callamos cuando no deberíamos”, resaltó.

Lamentó que el pueblo paraguayo no denuncie hechos graves que ocurren en la sociedad. “¿Cuántas veces, como pueblo paraguayo, nos callamos? Nos callamos ante las injusticias, ante el secuestro, ante el sicariato, el tráfico de influencia, los abusos a menores, la discriminación a migrantes”, refirió el religioso.

Escobar también añadió que los migrantes sufren de discriminación.

“Hablamos para defendernos y vivimos una adhesión rutinaria y cómoda. Por qué no decir también que nos callamos ante el narcotráfico, nos callamos ante tantas injusticias que vemos y que suceden a nuestro lado, en el día a día”, enfatizó el predicador.

El obispo remarcó la importancia de promover la integración de los migrantes y refugiados en el país.

“Hoy también queremos que para cada uno de nosotros, y en forma especial, por aquellos hermanos que ejercen servicios públicos en otros países, sean capaces de acoger, de proteger, de promover e integrar a nuestros hermanos migrantes y refugiados que son los Cristos vivos, que el Señor nos pone para ayudarlos”, expresó.

Asimismo sostuvo que es necesaria la construcción de una iglesia sinodal.

“Hoy es Pentecostés, hoy nos invitamos todos en esta Semana Nacional del Migrante y Refugiado a construir una iglesia sinodal en la comunión, en la participación y en la misión”.

MIEDOS DE LA IGLESIA. En otro pasaje de su homilía, monseñor Gabriel Escobar destacó que solo movidos por el Espíritu Santo, que da valentía y fortaleza, se pueden enfrentar las dificultades y las injusticias que se tienen en la sociedad.

“¿Quién nos proporcionará la paz y la alegría para anunciar la bondad y esperanza de nuestros hermanos migrantes y refugiados? Y nos podríamos seguir preguntando: ¿quién va a quitar los miedos de la Iglesia, si no está con nosotros el Espíritu Santo de Dios? El miedo a lo nuevo. No podemos pensar que con solo conservar el pasado, estamos siendo fieles al evangelio y garantizando nuestra fidelidad”, puntualizó.

Acotó que ser cristiano implica servir. DB