Los mitos que se crearon en torno al Covid-19 y las plataformas de antígenos sucumbieron ante la irrefutable evidencia de que las vacunas salvan de las formas graves, de la internación y de morir.
A medida que el virus del SARS-CoV-2 se esparcía por el mundo, desde finales del 2019, también lo hacían las teorías conspiraticias por parte de negacionistas y antivacunas.
Se construyeron infinidad de mitos, primero, sobre la pandemia en sí y, después, en torno al contenido de las vacunas contra el Covid-19.
El Dr. Héctor Castro, director del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), admite que últimamente se conoce información científica “muy compleja” con datos “cada vez más nuevos” al respecto de los efectos de las vacunas anti-Covid. El problema –dice– es en que las personas “toman información parcelada” que luego se viralizan en las redes sociales.
De ahí que sugiere recurrir a las evidencias científicas para esclarecer dudas. Aunque, desde su punto de vista, los números y estadísticas sobre el impacto de la vacunación en medio de esta pandemia refutan las teorías conspiratorias y de los antivacunas.
“Cuando vamos transcurriendo por información científica muy compleja y, además, con datos cada vez más nuevos, las personas toman información parcelada y comunican algo muy tendencioso, que causa daño en la adherencia a la vacunación no solo contra Covid, sino con las vacunas que les aplicamos a los niños”, apunta al añadir que esto “fue instalado como una amenaza a la Salud Pública” antes de la pandemia.
“En el 2019 estaba entre las diez amenazas en el mundo; así como arbovirosis y la resistencia a los antibióticos, estaba la mala información en cuanto a las vacunas”, refiere.
PARADÓJICO. Castro resalta que las “vacunas salvan vidas” y hace una analogía de lo acontecido en su momento cuando arreció el sarampión.
“Muchos de los que sobrevivieron a la enfermedad sufrieron consecuencias graves y, en ocasiones, para toda la vida”, completa y pone de ejemplo lo que hoy ocurre con los recuperados del Covid-19.
Es por eso que existe “mayor riesgo de padecer efectos a largo plazo”, tras contraer enfermedades prevenibles, como el sarampión, poliomielitis o Covid-19, antes que por recibir el antígeno.
El Dr. Tomás Mateo Balmelli, infectólogo pediátrico, suscribe que en estos años de pandemia murió más gente por Covid que por haberse vacunado. “No nos podemos guiar por opiniones de que hay fuerzas superiores que están por encima de la salud y la vida”, aconseja.
En la página del PAI, cada semana, se alzan las notificaciones sobre efectos adversos atribuidos a las vacunas. “Semanalmente se reúnen 18 médicos de distintas áreas analizando si hay alguna relación entre alguna entidad o enfermedad y el hecho de haberse aplicado la vacuna”, comparte y agrega que con esa información sostienen “con total tranquilidad la seguridad de las vacunas y además la efectividad en la protección”.
“En los debates caen esos argumentos (de los antivacunas) y nos dan absoluta tranquilidad”, afirma.
PLAN FRACASADO. Para Balmelli, existe una disrupción de la opinión social, no científica. Y cita el supuesto plan que habría detrás del Covid, para reducir la población mundial.
“En estos años de pandemia prácticamente la tasa de mortalidad anual a nivel mundial se ha mantenido porque dejaron de morir personas por otras enfermedades, como influenza, porque hubo más restricciones y más cuidados. Si hubiera un plan de un nuevo orden mundial para reducir la población mundial, si fuera así, es un plan fracasado”, tira.
Los expertos, según el médico, desde hace un tiempo estaban anunciando que iba a venir una gran pandemia en este siglo. “Nadie les creía a los expertos que hacen vigilancia epidemiológica en el mundo. En cualquier momento podía llegar una gran pandemia, la segunda pandemia del siglo XXI, la primera fue la H1N1 de la gripe aviar”, recuerda.
Las vacunas no restringen las actividades, sino que sostienen la interacción social, el trabajo y la educación. Héctor Castro, director del PAI.
Si hubiera un plan de un nuevo orden mundial para reducir la población mundial, es un plan fracasado. Tomás Mateo Balmelli, médico infectólogo.
En verano, Covid desplazó a los otros virus respiratorios
La mayor cantidad de los casos respiratorios que se registran últimamente en Paraguay son los de Covid-19.
Una de las causas que responden que esta quinta ola de Covid se produzca en pleno verano en el país, es por el aumento de casos en el hemisferio norte, donde están en temporada de frío.
Por más de que el calor predomine en la región, el virus del SARS-CoV-2 igual encuentra lugar propicio para expandirse en ambientes climatizados.
El Dr. Guillermo Sequera, director general de Vigilancia de la Salud, refiere que el acondicionador de aire es uno de los aliados de los virus respiratorios, debido a que, con el empleo de este dispositivo, el ambiente se mantiene cerrado, facilitando la transmisión de los virus. “Lo que está ocurriendo no es muy diferente de lo que experimentamos en diciembre del 2021, cuando iniciamos la primera ola de la variante ómicron que registró su pico entre enero e inicios de febrero de este año. Hoy está ocurriendo un fenómeno similar”, manifestó.
Indicó que los sublinajes de la variante ómicron (BQ1, BA2.75, BA.5) están dominando el escenario epidemiológico actual en Paraguay. En tanto que, un mes atrás, se observaban más casos de influenza.
Sequera señaló que, a nivel país, se contabilizan un promedio diario de 500 a 600 casos de Covid.
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