Paraguay empató sin goles con Argentina y se jugará la vida ante Chile y Bolivia en el cierre de este combo.
La consigna era ganar, cueste lo que cueste. Pero Paraguay no pudo quedarse con el triunfo en su coliseo en donde firmó este jueves un empate sin goles contra la Argentina por la fecha 11 de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial de Qatar.
La Albirroja sufrió mucho en el primer tiempo, pero mejoró ostensiblemente en el complemento y creó ocasiones para derribar a la actual campeona de América.
Antony Silva, Santiago Arzamendia y Omar Alderete fueron las figuras. La selección sumó 12 unidades, sigue sexta en la tabla de posiciones y se jugará la vida en Santiago contra Chile y en La Paz ante Bolivia en el cierre de este combo.
EL PARTIDO. Eduardo Berizzo integró la última línea con tres centrales en teoría muy duros en un esquema defensivo que tardó en hacer pie. Después puso a Jorge Morel de fijo en la parcela inicial del mediocampo en una clara intención de resguardar con otro rudo guardián la zona de peligro.
Mathías Villasanti, Santiago Arzamendia y Robert Rojas se ubicaron más sueltos dejando la creación de juego y la resolución a cargo de Miguel Almirón, Ángel Romero y Antonio Sanabria, los hombres más adelantados.
El partido comenzó sin tregua, con iniciativa albiceleste. Joaquín Correa y Lo Celso hicieron que Antony Silva se ensucie temprano la ropa. Los primeros cinco minutos fueron de golpes mutuos, ya que Arzamendia hizo revolcar también al portero Emiliano Martínez con un remate bien esquinado y rápidamente secundó con otro desviado.
Tras estas acciones, Argentina tomó la posesión casi absoluta de la pelota e imprimió una presión asfixiante. Llegó con facilidad hasta el arco local valiéndose de una serie de filtraciones de Messi.
Otra intervención del capitán y definición de Correa exigió un rechazo sobre la línea de Alderete cuando Antony ya estaba fuera de foco (11 m). El siguiente peligro también emergió desde las botas del 10, que quebrantó con un tiro libre que pasó cruzado frente al arco albirrojo (25 m).
Con esta definición se fue la mejor versión del equipo de Scaloni, que en el primer lapso fue más. Unas salidas de Ángel, otras corridas de Almirón, los cortes apresurados en el terreno de gestación y alguna insinuación colectiva redujeron la inspiración de los visitantes en el último cuarto.
En el complemento, Berizzo modificó el esquema y apostó por el tradicional 4-4-2. El comportamiento colectivo fue más consistente. Compartió más la pelota y creó incluso chances claras de gol, la primera gracias a un corte imperial de Alderete, que habilitó a Almirón pero éste falló en el duelo personal con Emiliano Martínez (53 m).
El encuentro tomó una vivacidad increíble. Villasanti se interpuso en la dirección del cabezazo de Correa ejecutado luego de un centro de Di María (59 m), mientras que en el otro extremo Martínez volvió a acallar, esta vez el festejo de Tonny (63 m).
El fútbol de Paraguay creció de nivel, pero no pudo meter el zarpazo. Sanabria volvió a entrar en acción con un disparo cruzado, lo último que hizo el atacante del Torino antes de irse reemplazo por Carlos González (70 m).
En el tramo final, Paraguay y Argentina se jugaron al todo por el todo, pero Papu Gómez se encontró con el manotazo de Antony, en tanto que Carlos González envió al cielo el remate que pudo dar el gol agónico al equipo nacional, que recibió el aliento de unas 17.000 personas en el Defensores del Chaco.