La actividad agrícola ganadera sin control amenaza a una especie de rana, cuyo registro no se tenía desde hace cuatro décadas en el país. Se trata de la Boana pulchella, una rana trepadora que cumple un rol regulador natural de ecosistemas y que impacta de forma positiva tanto en la calidad de vida de la población como en la producción inclusive, según las investigadoras de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen).

Karen Núñez y Griselda Zárate hacen parte del equipo que realizó este hallazgo en el marco del proyecto “Análisis de la diversidad de fauna en agro-paisajes asociados al cultivo de arroz en el departamento de Misiones”.

“Las ranas, en general, cumplen ese rol de regulador de poblaciones que es súper importante desde el punto de vista productivo y económico para cualquier cultivo agrícola. O sea, en cualquier ecosistema cumplen ese rol los anfibios; pero, en un ecosistema agrícola, incluso se le puede ver como un aporte a la producción y a reducir los costos y usar medidas de control biológicos antes que químicos”, expuso al señalar que mediante este trabajo dejaron recomendaciones para sostenibilidad del hábitat de centenares de especies de la zona. “Por ejemplo, mantener parches de vegetación nativa en los arrozales que es algo importante y que va a contribuir con la convivencia de la fauna y esos cultivos”, apuntó Zárate.

A la vez, sugieren mantener a las “plantas invasoras o malezas” que para la fauna “representan espacios donde pueden refugiarse, obtener alimentos y les puede servir para la reproducción”, indicó.

La última vez que se había registrado un ejemplar de la Boana pulchella fue hace 38 años. “Estábamos estudiando las aves, mamíferos y anfibios que habitan en esos ambientes agrícolas, en los cuales se realizan cultivos de arroz; con el objetivo de tener información sobre las especies del área y poder dar recomendaciones para lograr realizar cultivos más sostenibles o que permitan conservar la fauna”, comentó Núñez.

Estas ranas que son arborícolas o trepadoras –prácticamente no se encuentran en la superficie del suelo– se alimentan de moscas, mosquitos, escarabajitos, polillas de las mariposas, a veces de larvas de otros insectos que son colocados cerca de las hojas, según explica la profesional.

“A nadie le gusta la invasión de mosquitos que solemos tener en determinadas épocas del año y los anfibios cumplen un rol muy importante en relación a eso”, remató.