Un 88% de las especies marinas está afectado por la grave contaminación con plásticos que sufren los océanos y muchas de ellas ya tienen estos materiales en su organismo, incluidos animales ampliamente consumidos por el ser humano, según un estudio presentado por la organización conservacionista WWF.
El informe –elaborado en colaboración con el Instituto Alfred Wegener de Alemania y que recopila datos de 2.590 estudios científicos en la materia– intenta medir el impacto de plásticos y microplásticos en los mares, donde gigantescas «islas» de estos materiales flotantes han sido detectadas en océanos como el Atlántico y el Pacífico.
WWF (siglas en inglés de Fondo Mundial para la Naturaleza) indica que se ha probado que al menos 2.144 especies sufren contaminación con plásticos en su medioambiente y en algunos casos ingieren estos alimentos, caso de un 90% de las aves marinas y un 52% de las tortugas.
Entre las especies marinas de nuestra cadena alimentaria en las que se ha detectado plástico en el organismo destacan mariscos como el mejillón azul o las ostras, mientras que la quinta parte de las marcas de sardinas enlatadas contienen esas partículas, advierte WWF.
“Aunque todavía no dispongamos de datos suficientes sobre el impacto de la contaminación plástica en la salud humana, a largo plazo puede ser muy perjudicial y cuanto más haya a nuestro alrededor, más componentes químicos inhalamos e ingerimos en nuestras comidas”, comentó a EFE el director para política global de plástico de WWF, Eirik Lindebjerg.
Plásticos equivalentes a dos groenlandias y media
El informe vaticina que la producción de plásticos se duplicará para 2040, lo que provocará que los desechos de estos materiales en el océano se cuadripliquen hacia mitad de siglo, afectando a una extensión dos veces y media más grande que la isla de Groenlandia.
La amenaza medioambiental que representan los plásticos es relativamente reciente, ya que el uso de estos materiales se generalizó después de la Segunda Guerra Mundial, aunque ya se han acumulado entre 86 y 150 millones de toneladas en los océanos.
WWF subraya que algunas áreas marinas están particularmente amenazadas, como el Mar Amarillo y el de China Oriental en Asia, mientras que en Occidente la oenegé alerta especialmente de la situación vulnerable del Mediterráneo.
En el «Mare Nostrum» son Egipto, Italia, Turquía, España y Francia, por ese orden, los países que más plásticos arrojan, alerta el estudio.
Aunque la pesca también es uno de los principales contribuidores en la contaminación oceánica (un 22% de la basura marina procede de la industria pesquera), Lindebjerg apuntó a los plásticos de un solo uso como los grandes causantes.
“Debido a que el plástico se ha abaratado, los fabricantes lo han producido en grandes cantidades y esto les ha permitido diseñar productos de un solo uso que luego se convierten en desechos”, explicó el experto, quien consideró que una de las principales vías de solución a este problema es desarrollar políticas que promuevan la fabricación de productos reciclables.
Lindebjerg sostuvo que el riesgo que presentan los plásticos para los ecosistemas marinos tendrá efectos directos e indirectos para el ser humano.
Una amenaza para la pesca
“La presión que soporta el ecosistema marino es preocupante para la especie humana debido a que su saturación afectaría seriamente a la economía de las comunidades pesqueras, que perderían una de sus principales fuentes de alimentación”, señaló.
El informe de WWF afirma que la contaminación del plástico en los océanos es irreversible y demanda una respuesta global y coordinada con carácter urgente.
“Una vez distribuidos en el océano, los residuos de plástico son casi imposibles de eliminar y se degradan constantemente, por lo que la concentración de micro y nanoplásticos aumentará durante décadas. Es más eficaz atacar las causas de la contaminación que limpiar después”, opinó Heike Vesper, de WWF Alemania.
En la próxima asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que se iniciará el 28 de este mes en Nairobi, el WWF pedirá la adopción de un tratado internacional y vinculante para que se establezcan políticas y estándares globales a fin de detener la contaminación con plásticos marinos para 2030.
Fuente: EFE